13.12.06

Lejos

María Belen Aguirre. ¿Cómo olvidar su nombre?
Imposible sacarla de mi mente.

La conocí hace cerca de 20 años. Aún puedo verla caminando hacia mí esa fría tarde de julio; mirándome, tratando de descubrir si había algo más allá de estos ojos que la miraban con pretendida indiferencia.
Todavía puedo sentir ese beso que me dio, frío como aquel lejano día.
Su primera reacción fue de desconfianza, aunque aquí puedo asegurar que no se produjo aquello de que la primera impresión es la que cuenta.
Recuerdo sus profundos ojos marrones, su negro cabello (demasiado corto, pensé ese día), su delgada y elegante figura que se presentaba frente a mí; no recuerdo que dijo aquel día, seguramente fue poco lo que hablamos.

De allí en más no fue muy distinto cada vez que la vi. Miradas furtivas, besos distantes y corazón inquieto. No había otra posibilidad.

Hoy debo confesar que la quise a lo lejos, en una lejanía que nada tuvo que ver con la distancia. Debía guardar las formas (las convenciones sociales suelen imponernos esos rigores absurdos).

La vi con otros y no dejé de sentir lo mismo, al fin y al cabo, siendo así quedábamos en una posición de igualdad.

Miedo, si, miedo sentí muchas veces de no poder contenerme y decirle todo lo que me sucedía, temor absurdo que todo lo arruinó.

Por estar casado con su mejor amiga acabé perdiéndolas a las dos.

1 comentario:

Esther dijo...

¡Vaya! Qué historia más triste...
Todos tenemos historias que nos inquietan el corazón, o noviazgos que no llegan a nada y mueren... ...y nos hacen daño... ...amores extraños, como dice la canción de Laura Pausini. Y aunque el dolor se borre, queda la huella.